Consideraciones para “Cañón largo, acabado azul” de Jorge Pech Casanova

septiembre 03, 2023


 
Por: Nallely Guadalupe Tello Méndez
Fotos: cortesía y redes sociales.


En 1989, Jorge Pech Casanova publicó Bajo un velo de llama, un libro de cuentos que, es el primero de los más de veinte, en esencia de ensayo y poesía, que integran la bibliografía escrita a la fecha por este autor.

El también colaborador en distintos diarios locales y nacionales se nos presenta hoy revisitando el género que lo dio a conocer y, si bien, es una intriga por qué siendo un escritor de constancia y calidad probada tardó tanto en volver a él, también es motivo de celebración que lo haya hecho. 

Hurgando en los inicios de Pech Casanova y desobedeciendo el orden propuesto para los seis relatos que hacen parte de Cañón largo, acabado azul, quisiera hablar en primer término de “Porqué me alejé de Ucrania” historia autobiográfica en donde con profusa ironía se nos relatan las circunstancias que orillaron a este autor en 1997 a dejar su ciudad natal Mérida para desde entonces vivir en Oaxaca. No deja este cuento de, a su vez, tener un contrapunto en la nostalgia no solo por la evocación de amistades, lugares, series animadas, lecturas y recuerdos valiosos de Pech Casanova, sino porque nos presenta su último intento por permanecer al lado de lo que ya era perdido.

Quizá una de las razones para vivir aquí, en esta fría ciudad, como entonces la definía el también autor de la novela histórica Juntos en el infierno, la hallemos en la siguiente frase, definitoria, además de su carácter. Cito: “… se dijo que era mejor una leve rebeldía a, sin oposición, quedar uncido”. 

Esta sentencia marcará el temple de distintos personajes y los acontecimientos derivados de él en los tres cuentos en los que podemos identificar la faceta de crítico de arte de Pech Casanova: Así en la tierra como en las llamas, Cañón largo, acabado azul; y, Sol de un día de verano. 

En el primero, atestiguamos los límites paranoicos que puede despertar la obra de Sergio Garval, pintor oriundo de Guadalajara, que en sus lienzos nos lleva a cuestionar la relación entre la patria y la religión o entre lo ostentoso y la penuria. Su intención pictórica nos es develada: 

“El rey, el potentado, la millonaria, la princesa, todas y todos aparecen en harapos cuando los pinto porque así es su mundo en realidad. Por voraces, han agotado su medida. Su reino es tan perecedero como lo que los rodea en esas pinturas. Así en la tierra como en el fuego eterno, al que quizá están condenados”. 

Este relato junto con Cañón largo, acabado azul nos exponen el uso brutal de la violencia policial.

Como un ser informado hasta de los más ínfimos detalles de su materia de trabajo en el cuento que da título a su libro, Pech Casanova nos instala en una galería de la ciudad de Oaxaca, nos fotografía a los empleados y, con su acidez característica, nos muestra cómo el robo de unos cuadros puede terminar en tragedia y en el encuentro no solo de las pinturas robadas, sino de una pistola con bastante buen prestigio entre los coleccionistas de armas: la Colt 1936, diseñada por el militar sonorense Alejandro Obregón. Esta “curiosidad” será puente de negociación en este cuento que muestra cómo la disciplina y el talento de Pech Casanova lo llevan a escribir relatos complejos, en los que se imbrincan distintas historias, sin que por ello su narrativa pierda fluidez. 

Sol de un día de verano hace parte de la tercia de cuentos que nos muestran el interés del autor por las artes plásticas. En él nos retrata bella y dolorosamente al pintor oaxaqueño Rodolfo Nieto, quien alcanzó el momento cumbre de su obra en Europa en una época en la que confluían en aquel continente artistas del talante de Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Octavio Paz y Julio Cortázar, entre otros. Reconocido por todos ellos, Nieto, en su regreso a la Ciudad de México, inicia su declive. En la narración de uno de sus días de vida observamos la profundidad del artista que buscaba. Cito: 

“…adentrarse en los insondables resquicios de cada animal para extraer la perfecta representación, no de sus apariencias, sino de sus esencias, algo que le ayudaría a dirimir mediante lápices o plumas, la “constitución íntima de las cosas”, conocemos su talento, su familia, su alcoholismo; nos engaña la luz de ese día en el que parece que Nieto volverá a ser el gran artista que fue para acabar con él redimidos ante una botella de alcohol. 

El relato titulado Carne se nutre de otra de las facetas de Pech Casanova: su trabajo en la defensa de derechos humanos. A través de la búsqueda de “El Abogado” por saber qué orilló a El Cardio al canibalismo, descubrimos no solo la corrupción, el nepotismo o el desprecio de ese personaje por su comunidad, sino también revivimos una parte sustantiva de la historia reciente de Oaxaca: la contratación de zetas, entrenados por kaibiles para desmovilizar el movimiento popular oaxaqueño de 2006 y que al día de hoy ha reconfigurado la dinámica social del estado con la entrada en ese momento de dicho grupo criminal.







En 1993, junto con Jorge Cortés, Jorge Lara, Beatriz Rodríguez y Elvia Rodríguez Cirerol, Pech Casanova fundó el Centro Yucateco de Escritores, que ese mismo año publicaría el primer número de la revista Navegaciones Zur. En ella han escrito una gran cantidad de autoras y autores del sureste mexicano, entre ellos, el poeta Javier España y los cuentistas Jorge Cortés y Carolina Luna entrañables amigos y primeros maestros de Pech Casanova en la creación de relatos. Carolina Luna en el número dedicado a homenajear a Juan García Ponce, citaba a Sartre al señalar: “[…] que el escritor escribe para que ante el mundo nadie pueda decirse inocente”. 

El filósofo francés en su libro Qué es la literatura afirmó que “Escribir es, pues, a la vez, revelar el mundo y proponerlo como una tarea a la generosidad del lector” (p. 50)

¿Qué haremos con lo que Pech Casanova nos muestra? ¿Cómo transformar lo que su palabra nos evidencia: la crisis de un sistema político, social, penal, judicial; el fanatismo, la avaricia, la presencia del crimen organizado en nuestros tejidos, entre otras cosas?

En el último de los cuentos que integran este libro encontraremos quizá alguna pista. En “Romina y el largo viaje”, cuento cuya belleza radica en su sencillez nos impregnamos de ternura, del vínculo en el que intentamos evitar el dolor de una niña a la que la abuela le explica que pronto va a morir. ¿Qué es sino la ternura lo que nos lleva a la conexión con otros seres y nos devela humanos? 

Sin discursos exultantes u obscenos Pech Casanova nos muestra la crueldad del mundo, nos vuelve cómplices, al estilo de Sartre, de lo que ese mundo devenga, pues ya está puesto ante nuestros ojos con estas historias que, como dirá Azael Rodríguez en el epílogo tienen “…una prosa límpida e inteligente y al mismo tiempo tersa y suave” y son como refiere en el prólogo Fernando Solana:  “Extrañas, inquietantes y también hermosas piezas, tan veloces como evocativas”. 

Si hace más de tres décadas, Bajo un velo de llama nos dio a conocer a un prolífico autor yucateco, Cañón largo, acabado azul, lo afirma como uno de los escritores más exigentes y de mejores resultados en el panorama actual de las letras oaxaqueñas.


Jorge Pech y amigos el día de la presentación de Cañón Largo Acabado Azul.



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