Agustín Ávila Rodríguez

marzo 06, 2023


 Agustín Ávila Rodríguez, la Habana Cuba. Escribe desde su adolescencia, ha publicado poesía. No se desempeña profesionalmente como escritor. Graduado de ciencias técnicas, ha dedicado toda su vida a su carrera en el área de la energía en su país. Posee una vasta obra inédita, tanto en literatura como en letras musicales. Ha participado en diferentes eventos del género, bien en su municipalidad, como en otros de nivel nacional.  Atesora distinciones acreditando de su trabajo en los géneros mencionados por participar con sus obras, entre los más importantes de su país, el Concurso "Adolfo Guzmán de música cubana". Ostenta la condecoración de Vanguardia Nacional del trabajo de la república de Cuba. Además, es miembro activo de la Asociación de Innovadores y racionalizadores de Cuba. Con una hoja de servicio de más de 40 años como especialista tecnológico.


Hoyos en la cara


Cuando ríes,
Se te hacen dos hoyitos en la cara,
Que no sabes que me vuelven cómo loco,
Como un loco perturbado,
Y la conciencia lo arrebata.
Cuando veo los hoyitos de tu risa,
Me perturbas sin piedad los sentimientos,
Y quisiera penetrar en tu alegría,
Por las marcas que se hacen en tu cara.
Cuando ríes,
Desordena mi postura la expresión que hay en tu rostro,
Los hoyitos aparecen y seducen,
Me enamora la sonrisa de tu boca.
Y la picara expresión que hay en tu cara.
Cuando ríes,
Soy el loco, no hay postura,
Que me pienso tu alegría,
Y te miro más los ojos con ternura,
Para ver nacer hoyitos en tu cara.


Restos


Yo no quiero lo que sobre como cebo de las moscas,
Ni cómo lápida ser losa para tapar la ironía en lo frío de una fosa.
Veto entonces la vileza, firme.
Y sepulto al servilismo;
Muesca que no dejo asome en mi oculto espiritismo.
Yo quiero lo que merezco, puro, inmaculado y limpio.
Níveo cómo expresión de ternuras del amor de a bien ganado,
Y conocer gentilezas en las almas que he confiado.
Hechicero soy, resuelto o temeroso de los nobles sacrificios que guardo entre las venas.
Los que un día de inocente los comparto, y no es que sobren.
¡Oh! Venturoso Universo que me das,
Con bondad y despojado de miserias, te agradezco en este día más y más.
Yo no quiero quedar con lo que sobre, y hasta ti encauza mi saeta moción de peticiones;
Porque no soy de los que creen no merecer.
Porque no seré de los que ofrezcan lo que sobre.
En vez, seré siempre de aquellos que dan lo que no tienen,
La pura génesis de todo lo que soy y lo que tiene.


Desprendimientos


Estoy dispuesto a despojarme de lo viejo que me asfixia,
Desconectar al bumerang que me castiga,
Encontraré la nueva luna merecida,
Esa piedra anular que me limpie y que me guía.
Estoy dispuesto organizar mis sentimientos poco a poco,
Acidular el beso dulce que tú esperas,
Cómo un absurdo quebrantar la primavera,
Que fue este amor abisal por las esperas.
Y pararé el áncora del tiempo,
Que nos unía a pesar de tu anarquía,
Para empezar a respirar de un nuevo día,
Apercibido de tu arbitro cobardía.
Estoy dispuesto,
Para bregar otro camino iluminado,
Desconectar mi cuerpo entero del pasado,
Dispuesto estoy a recibir lo que he soñado.


El Perdón necesario


Perdón,
Por los que lloran en silencio.
Perdón,
Por los que pierden la palabra.
Perdón,
Por los sumidos en la angustia,
Perdón,
Por no ofrecer misericordia,
Cerrar las puertas y ventanas
de su Gloria.
Abandonar en medio de tormentas,
Que ahogan la fe y nubla la conciencia.
Perdón a aquellos que abrazan las tristezas, como a un perro fiel de compañía,
Dejándoles tan ciego y desarmado, despojo deleznable de sus vidas.
Perdón por la trompeta de los triunfos,
De algunas guerras atravesando el vado,
Para imponer nuevos imperios en harapos,
Y desterrando cohonestar sus suertes.
Perdón aquellos que llevan su alma vetada como en monasterio,
Sin un padrenuestro que Salva,
Proteja de truhanes y gárgolas.
Perdón por errores humanos, de mentir y querer demasiado,
De vivir tan pegado al pecado
y sumar muchos más desgraciados.
Perdón al eclipse mundano,
antónimo de los apóstoles,
Del lépero que no se esconde
y contamina la vida.
Perdón, pidamos perdón,
Argumento necesario para embestir al dolor,
Hacernos más claros, celo y humildes,
Convertirlo en el quebracho
de nuestro tiempo de acción.

Regalo girasoles


Traigo en mis manos
un ramo de girasoles,
Para que veas en ellos
el sol que te regalo.
Sean sus pétalos traje
para abrigo de tu invierno,
Y su enorme corona 
de pistilos alimenten,
Los pájaros abatidos 
en tu alma.
Gire como ellos tu vida,
hacia la luz repleta de alegría;
Te regalo girasoles
tan dorados de amarillos,
Para espantar de ti la pena
por el pesar del infortunio.
Verte entonces renacer,
Como reina entre las flores
marchitadas,
Que dejaron sobre ti ese sufrimiento inmerecido,
Esa inmensa tristeza en tu mirada.


Amor callado


Hay algo que no me dices,
me ocultas como molusco escondido en caracola.
Y sigo creyéndote simple y transparente,
Porque vivo enamorado como perro de tus labios tibios y silentes.
Estoy perdiendo fe con la distancia, en las horas que perturban mi sosiego;
Es que nada me conforma los deseos, si no es la sabia de tu fuente cuándo somos atrapados en un cuerpo.
Que nos perdemos juntando carne, espíritu...
Haciendo de las suyas en el otro.
Cuando cómplice se vuelve la penumbra,
Y el lenguaje se convierte en el suspiro de las bocas.
Hay algo que no me dices nunca,
Lo dejas oculto para que no llore.
Porque sabes cuanto sufro lo que callas, y lo que cuesta que al fin sepa yo,
De esas cuatro palabras que no dices, 
Que tú me Amas.


Encontrarás


Encontrarás al fin quien te atormente,
Que convierta en ciclón tus pensamientos,
Y el batir del viento tibio y sigiloso,
Traerá ese nuevo amante hasta tu mente.
Volarás entonces renacido,
Entre nubes después de la tormenta,
Volverás ebrio de lluvia a conquistarlo,
Guarecido con la paz de su presencia.
Encontrarás al fin quien te atormente,
Que vendrá en busca de ti a consolarte,
Y mirando al cielo sin quererlo,
Descubrirás de un arcoíris a tu amante.


Manos al pecho


Cuando pones tus manos junto al pecho,
Se te hunden buscando lo profundo,
Te desgarras las vísceras de un todo,
Y te dejan tan herido y moribundo.
Ellas quieren sacar lo que no quieres,
Sentimientos que te viven a escondidas,
Develar lo que hay detrás de las mamparas,
Entregar si lentejuelas en tu vida.
Cuando pones tus manos junto al pecho,
Se te asoma la lágrima en los ojos,
Ya te hiere demasiado sostenerlo,
Es tan fuerte el fluir de sus antojos.
Cuando pones tus manos junto al pecho,
Te conviertes y no puedes detenerte.
Ellas sacan al fin lo que esta oculto,
Y te obligan negociar con lo que sientes.



Be SOS


En mis notas descubrí que te amo;
Cuanto te bese esos ojos.
De lágrimas limpié tu rostro para enseñarte a sonreír conmigo;
Valioso tiempo que una vez vivimos,
recuerdos y sombras de lo que sentimos.
Y todo tu cuerpo sobre mi tendido,
preso ya de angustia por tu corazón herido.
Cándido suspiro de sexo lascivo besando esos ojos,
Desnudo en tu cama, vencido,
de aquellas violetas que tanto nos dimos;
Tus ojos me miran y todo es tan bello que quedo perdido;
Y justo en tus ojos todo rendido.

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