BREVIARIOS DE LO COTIDIANO
julio 31, 2024Salgo de casa a las 6:20 de la maƱana. Mi trastorno obsesivo compulsivo autodiagnosticado no me permite hacerlo de prisa pues regreso a verificar que la perilla de la estufa estĆ© completamente cerrada. Ayudo a mi hija Valeria a distinguir que la seguridad en un auto es tan importante como el desayuno por la maƱana. La siento en una silla poco segura que comprĆ© en el supermercado y le garantizo toda una vida de amor y tranquilidad. Al menos mientras ella se baja. Doy un par de golpecitos en la parte trasera del coche. Mi TOC nuevamente me presiona a hacerlo ya que de no darlos tengo que bajarme del auto y eso me demora. Me siento y enciendo el auto. Me doy cuenta que en la calle no habita nadie. Nadie camina y nadie caminarĆ” por lo menos los prĆ³ximos tres minutos que me tardo en dar vuelta e irme por mi camino. Verifico que los espejos retrovisores dibujen el Ć”rbol que sembrĆ© con mi hija. Un Ć”rbol que debo regar con agua continuamente o mi recuerdo de existencia se borrarĆ” y una foto que guardo en el celular no me define como un buen ambientalista.
Llego al crucero de mi unidad habitacional y volteo ligeramente al asiento de atrĆ”s. Observo a mi hijo mayor TomĆ”s, le digo que siga las indicaciones de sus maestros para tener un buen dĆa y evite problemas que lo hagan visitar la prefectura de la escuela. Afino la mirada en el nuevamente para continuar por la calle principal y manejo sorteando los baches que la lluvia, los camiones pesados y la ineptitud de mi gobierno municipal han generado a travĆ©s del tiempo. Llego al lugar que le dicen “La loma”. Noto que llevo suficiente tiempo a favor y opto por sintonizar las noticias del dĆa y saber quĆ© sucede en algunos Ć”mbitos de la vida cotidiana, que no me interesan, pero llena el vacĆo del silencio que pega duro en mi cabeza. Pienso lo aburrido que es manejar por esa misma ruta. Mismo camino. Mismos baches. Pero reconozco que por ese mismo camino y baches llevo la responsabilidad de cuidar a mi familia. Tomo con las dos manos el volante. Respiro profundamente y continĆŗo el viaje.
Arribo a la conflictiva avenida para decidir quĆ© ruta tomar. Elijo conducir debajo del puente para dar vuelta en U. Me integro al nuevo trayecto aĆŗn sabiendo que no siempre es la decisiĆ³n correcta. Platico con mi esposa sobre las actividades del dĆa. Me comenta que tendrĆ” un dĆa ajetreado y le digo que su preocupaciĆ³n disminuirĆ” en la medida que avance su complicado, duro y obligatorio dĆa de trabajo. Volteo detrĆ”s de los asientos y me doy cuenta que Valeria y TomĆ”s vienen bien. A TomĆ”s le digo que trate de ir despierto. Ese cabello casi rizado por el tratamiento de la almohada le harĆ” notar que tiene una diferencia con el peine y el gel. Se acomoda y sigue descansando. Llego a la entrada de la secundaria. Noto que TomĆ”s se durmiĆ³ y lo despierto con un breve mensaje de presiĆ³n para que se apure. Escucho un claxon presionando para darme prisa. Pero importa mĆ”s que TomĆ”s baje con cuidado y cruce hacia la puerta de la Escuela. El claxon pasa a segundo tĆ©rmino. Me mientan la madre, pero no respondo porque mi dĆa pinta muy bien. Le recuerdo a TomĆ”s que siga las indicaciones y su dĆa serĆ” venidero. O al menos con eso intento alentarlo. Valeria pregunta si ya toca llevarla a su escuela. Escucho a su mamĆ” decirle que seguiremos la ruta y que papĆ” la llevarĆ” hasta la entrada. Antes de seguir manejando, volteo a ver a Valeria y sonrĆo afirmando con la cabeza. Doy vuelta a la izquierda y emprendo el manejo. Al llegar a la puerta de su escuela noto que Valeria esta dispuesta a bajarse del auto. La invito a que se siente en mis piernas por un momento y le doy un fuerte abrazo. Un abrazo que significa que llegamos bien a nuestro destino, que la silla cuidĆ³ de ella y que los sentidos corporales nos trajeron con bien hasta este inicial camino.
Bajo del auto y acomodo su batita rosa la cuĆ”l combina muy bien con sus tenis del mismo color. Mi esposa menciona que continuarĆ” el viaje y la despido con un gran beso de telenovela. Le doy recomendaciones para que su dĆa sea lo menos caĆ³tico posible. Se despide de Valeria y emprende su nuevo destino. Valeria sonrĆe y me pide que juntos lleguemos a la entrada de su escuela. Intento guardar el bote de agua en la bolsa lateral de su mochila. Recibo una certera indicaciĆ³n de ella exigiĆ©ndome hacerlo sola. Una niƱa de cuatro aƱos me da la lecciĆ³n de que la vida se construye en momentos que le llamamos crecimiento. SonrĆo y me hinco frente a ella para que nuestras miradas estĆ©n al mismo nivel. Le agradezco por la ayuda recibida y beso su frente. Ella besa la mĆa. Concluyo un ritual que he establecido como afecto de hija a padre o de padre a hija. Ese ritual lo quiero repetir constantemente. Por dentro quiero llorar porque dejo a mi princesa en manos de extraƱos que conozco hace poco. No sucede y mejor la tomo de la mano izquierda y camino al filtro sanitario para presentarla a la doctora. Le doy un caluroso gran abrazo y le menciono que su dĆa serĆ” genial. Aconsejo disfrutar su estancia y le insisto en divertirse mucho. Me alejo lentamente de la entrada y pronto aprieto el paso para asomarme por la reja que da a las escaleras del edificio uno de la escuela. Cuelo la mirada y alcanzo a verla subir las escaleras. Volteo y me envĆa un beso. Lo guardo como alimento del dĆa y camino hacia la salida de la escuela. Volteo nuevamente, respiro profundo y continĆŗo el viaje.
Camino rumbo al trabajo. Mis mejores siete horas del dĆa. Cada hora depende del provecho que deseo obtener. Por lo tanto. Mi dĆa inicia caminando hacia ella y al llegar toco el portĆ³n cafĆ©. ¿Me abrirĆ” Don Lupe o DoƱa Cris? Eso depende del turno asignado a los oficiales de policĆa que resguardan un edifico viejo, con un color similar a la tristeza a la cual llamamos oficina. Doy los buenos dĆas. Encuentro la libreta de asistencia. Firmo y observo quienes ya llegaron. Comienzo a planear mi dĆa. Mientras avanzo saludo a todos con un gran abrazo y les comento mi deseo a cada uno de ellos en tener una maƱana provechosa, llena de trabajo, enojo y chismes, pero provechosa.
Me siento en mi mesa asignada. Saco la laptop comprada en la Ćŗltima oferta de la tienda departamental. La abro e inicio el dĆa escribiendo. Caminito al trabajo. Salgo de la casa 6:20 de la maƱana. Ahora, pienso quĆ© me depararĆ” mi tarde rumbo a casa. Me detengo y practico un soliloquio, pero silencioso. Una reflexiĆ³n, pero en voz alta. Una planeaciĆ³n, pero ausente de, quĆ© es lo que quiero. Me doy una respuesta que resuelve lo inmediato de mi vida, bajo la mirada y guardo silencio.
Licenciado en EducaciĆ³n Primaria, por el CRENO
Maestro en EducaciĆ³n en el Ćrea de Docencia en InvestigaciĆ³n por la Universidad Santander.
Diplomado internacional en promociĆ³n de la literatura infantil y juvenil por la Universidad La Salle
Diplomado en Estrategias de MediaciĆ³n Lectora por la SecretarĆa de educaciĆ³n PĆŗblica de Oaxaca
Imparte talleres sobre promociĆ³n, mediaciĆ³n y animaciĆ³n a la lectura desde un enfoque crĆtico.
Talleres de fomento a la lectura desde el espacio lĆŗdico y estĆ©tico.
Lector voluntario del programa Seguimos Leyendo de la FundaciĆ³n Alfredo Harp HelĆŗ.
Cotitular de Alfaletritas Sala de lectura, del programa de CĆrculos de Lectura del Fondo de Cultura EconĆ³mica.
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