El hueco del amor, lo femenino como deidad.
febrero 21, 2023Por: CĆ©sar ElĆ GarcĆa
Edición: Dionicio MartĆnez
La
figura femenina, ha sido recurrentemente empleada para simbolizar la generosidad
protectora de la naturaleza, prueba de ello son las distintas representaciones escultóricas
que datan de la Ć©poca paleolĆtica, mejor conocidas como Venus. El ejemplo mĆ”s antiguo, al menos del occidente, es la Venus de Willendorf, su antigüedad ha
sido datada en hace 21,000 aƱos, antes de nuestra era.
La
tradición occidental, ha pasado por distintas etapas, ya que, de estas figuras arcaicas, el culto evolucionó a deidades como Astarot, representada, con una
deidad femenina con un niƱo en brazos. La estƩtica de estas figuras
generalmente recae en una simbolización de la abundancia, representada en un cuerpo
voluptuoso y profuso en senos, y el sexo expuesto.
Pero
no solo en el occidente se manifestó esta inclinación por simbolizar a la madre
naturaleza, con una figura; femenina, erótica y por tanto sexualmente potente. Entre
las culturas precolombinas también existió este culto por la potencialidad de
la mujer, como sĆmbolo de fuerza protectora, el ejemplo mĆ”s claro es la sincrĆ©tica
imagen de nuestra virgen de Guadalupe. Que bien se puede resumir en una vulva
divina, el resplandor fƔcilmente interpretado como los labios y el ser, el
cuerpo, como clĆtoris.
Gerardo
Bonilla (Oaxaca, 1971) el pasado 16 de febrero, presentó en el IAGO, el
poemario de su autorĆa, El hueco del amor. En Ć©l, canta a la genitalidad
femenina, como quien canta a los misterios de la naturaleza y por tanto a sus
milagros. Pues si el órgano masculino es mostrado y expuesto, en lo femenino recae
aquello que se oculta y receloso hay que cantarle para que se muestre. Notemos que
lo femenino sorprende pues de ello brota la pulsión de la vida, el ser se asoma
al mundo por El hueco del amor, de la misma manera que la planta brota. Se nos muestra
el ser, pero su germinación es un misterio, nadie ve cómo la semilla pierde su
cÔscara, cómo rompe su membrana, cómo las células se multiplican.
Simplificar
la forma es generar el signo, y de esta simplificación, surge la poesĆa visual,
dentro del libro existe un gesto, que, aunque discreto, vale la pena
mencionarlo, porque de la misma manera que en las figuras lĆticas de venus, se
significa la deidad femenina, en El hueco del amor se significa a estĆ”, desde
una composición grÔfica-visual, con un par de paréntesis y un signo de
admiración. Gesto asertivo del diseño editorial que recae en Fausto Luna.
El
hueco del amor estĆ” ilustrado, por una serie de fotografĆas, en donde la modelo
es la misma esposa de Gerardo. A media luz, la modelo estĆ” cubierta por una
serie de proyecciones grƔficas, que erotizan y dialogan con el cuerpo. Por tanto,
el canto al hueco del amor estĆ” referenciado a la pareja, como dualidad
complementaria, manifiesta en el diƔlogo armonioso de la palabra y la imagen. RecordƔndonos
que la vida surge entre la unión de estas dualidades, que se reencuentran en El
hueco del amor.
Gerardo
Bonilla
Editorial
Cuajilote
PoesĆa
2022
48
pƔginas incluyen ilustraciones a color
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