JORGE ROLANDO ACEVEDO
marzo 23, 2024Jorge Rolando Acevedo, Tartagal, Salta, Argentina, 1968. Es profesor de Historia y de Letras, poeta y escritor. Ha publicado los libros: Eres como la hierba, (1997), El caminante, (2006); HabladurĆas. (Cuentos para un ratito, versos para una hora) (2020); Dadelos, la casa del silencio, (2020); Nodriza de luna. Poemas de amor, (2023), en coautorĆa con DĆ©bora Rojas; Metadatos. AntologĆa personal, E-Book, (2023); Julia Tercero y otros cuentos. AntologĆa narrativa, E-Book, (2023).
Ha recibido numerosospremios y distinciones. Siendo sus Ćŗltimas publicaciones: Revista Narrativa, N° 3, Vol., AƱo 2, pĆ”g., 15 marzo, (2024); Revista digital Alborismo, marzo, AƱo V, N°15, Venezuela, (2024); DĆa de la mujer. Revista Letras en acción, N° 04, (MĆ©xico); Revista Escribir sobre las matronas. Revista Azul Oscuro, febrero, Colombia, (2024); Decima octava revista digital RAIL, Calameo, AƱo 23, N° 18, febrero, (2024); Revista digital Cisne. MĆ©xico, (2024); Revista Kametsa. Revista de arte y cultura. PerĆŗ. Revista Trinando N° 47, febrero, 2024; Revista Narrativa, Escritos del corazón, N° 02, febrero, (2024); Eternidades Edición 30, Revista literaria Ouroboros, enero, MĆ©xico, (2024); Revista digital “En alas del cóndor, Venezuela, PerĆŗ, Colombia, (2023); Revista Narrativa, Colombia, (2023). Participó del Festival de literatura, Centro Cultural Tartagal, 2024); Taller PoesĆa argentina, Tartagal, (2023)
Viento
I
¡Ya tengo dudas, el amor es eterno!
II
Ya no tengo dudas:
desciendo como un globo, pausadamente.
El tren movió su pesado cuerpo,
Ʃl tampoco tiene dudas,
y viaja en cĆrculos a pesar de la pendiente.
III
La montaña aprendió el secreto del Ôguila.
La sombra supo del Ɣrbol su verdor.
¡Una canasta de mimbre!
¡Frutas y caramelos!
La miel de tus cabellos.
Madre e hija en los brazos del viento.
Mi hijo, el poeta
La noche atrapada en una sola jaula.
La noche encerrada en una sola jaula.
Santiago Juvenal Brisco
Mi hijo, el poeta,
aquel de juguetes baratos y figuritas de cartón,
aquel de la voluntad inquebrantable
y silencioso corazón.
Mi hijo, el poeta,
que llegó a casa un dĆa veraniego,
un miƩrcoles de febrero
cuando una tormenta se avecinaba,
cuando las nubes dibujan
pƔjaros en la ventana.
Fuente, agua y pez.
Junco, ciudadela, bastión de versos.
Tierra arada sin herencia:
mi hijo, el poeta.
Ta -te -ti
Ta, te, ti suerte para mĆ.
Cruzaste por arriba del hombro,
bajo el ala del sombrero negro.
Te posaste en los alambres.
Alas marrones con cĆrculos blancos.
Alas anaranjadas.
El viento sostuvo y liberó tu cuerpo:
el aire caliente del verano
el nƩctar de mis manos.
Te asentaste en el ta-te-ti
en el protón negro de la infancia.
Ta – te – ti
suerte para mĆ”.
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