MARIO ENRIQUE BERRÍOS PORTILLO, El Salvador.

PÉRDIDA

Dime que olvidaste el mar de La Unión en mi bolsillo,

Que tus ojos se impregnaron del color del otoño en Mendoza

Y no hay nada que pueda hacer para dibujar el regreso

Al país que nunca amaste, como a mí.

Dime que el frío habita entre tus parientes,

Como el migueleño envuelve a la sangre y no al revés,

Que debo dejar de romantizar esta estaca

Que me atraviesa como carretera hacia el polo opuesto

De todo lo que alguna vez tuvo norte y sur y cántaros de miel.

NOCHE LARGA

Mujer de piel de trigo

Extraña criatura de coincidencias

Tu nombre entretengo en mis brazos caídos

Soy fiera vencida frente a tus recuerdos

En medio de escombros de un cielo dormido.

CULPABLE

En parte,

Yo tengo la culpa

Por no saber dibujar de un solo trazo

Y a sabiendas de que había poco ímpetu,

Y consciente de las cicatrices,

También por titubear

En los momentos decisivos

En que nos jugábamos

Vos la calma y yo la guerra.

Por amarrar el barco fuera de tiempo,

Por pretender que el insomnio

No era cosa mía,

Y relegarte a la infame tarea

De serlo todo.

Por respirar a través de tu boca,

Y parpadear al toque de tu mano.

En parte,

Yo tengo la culpa

De no haber encontrado jamás

El ansiado tesoro

Que se escurría de tus labios

Mientras decías adiós.

OLBER SIGNIFICA HERMANO

El mar y la montaña y los ancestros con su sabiduría

Decidieron el tiempo adecuado para otorgar a los pueblos de Oriente

La perspicacia, inteligencia, agudeza y amistad

Envueltas en harapos con forma de trotamundos.

Te conocimos justo a tiempo para entender tu evolución

Y solo hasta que pudimos ver con ojos de sufrimiento

Comprendimos el propósito de tu andar,

la inmensidad de tu amor por la gente,

el auténtico despojo sin rencores ni peticiones banales.

A medianoche nos reunías para contarnos los secretos

De una isla originaria y de un pueblo que marchó sobre las aguas

Huyendo hacia su futuro inevitable hasta convertirse en faro,

Y nosotros entusiasmados con tus palabras escuchábamos el océano.

Que la historia te coloque en tu sitio como heraldo de los guancascos

Destinado a rociar el evangelio por los rincones del mundo,

Guardando con orgullo el terruño en el volcán dormido

Pero habiendo sido nombrado hermano meritísimo de San Miguel.

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JORGE ROLANDO ACEVEDO