PACHUCOS DE LA POSVERDAD
febrero 07, 2025
Renato Galicia Miguel
Veo en redes sociales que el presidente de la CĆ”mara de Senadores, Gerardo FernĆ”ndez NoroƱa, dice que las “cachetaditas” que le dieron a Rodolfo Fofo MĆ”rquez los custodios del penal de Barrientos fue un asunto armado, un montaje.
Y uno piensa, pues en este paĆs de la posverdad, la simulación, las acciones a modo, ¿quĆ© no estĆ” armado?
VĆ”monos a dos ejemplos de Oaxaca en los que se mezclan dos gobiernos, uno priista, el de 2016 a 2022 de Alejandro Murat Hinojosa—aunque hoy ande disfrazado de senador plurinominal por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena)— y el otro del gobernador 4T Salomón Jara Cruz que inició en 2022. Me refiero a los casos de la saxofonista mixteca MarĆa Elena RĆos y la activista ayuujk Sandra DomĆnguez.
Aclaro que mi postura no tiene que ver con ideologĆa ni muchos menos con los partidos polĆticos. Mi formación es marxista, de izquierda, ciertamente progresista. Es mĆ”s, generacionalmente soy coterrĆ”neo de la presidenta Claudia Sheinbaum, como ella, estudiĆ© la prepa en el CCH Sur de la UNAM e igual participĆ© en el movimiento de 1986 de esa Casa de Estudios, el del Consejo Estudiantil Universitario (CEU): me tocó, por ejemplo, nada mĆ”s para que se den un quemón, la marcha histórica que partió del Casco de Santo TomĆ”s cuando la Maldita Vecindad recorrĆa los contingentes, a la altura de San Cosme, tocando sobre un camión de redilas y alguien pintó sobre la plancha del zócalo la consigna aquella que estremecĆa: “El zócalo nos esperó 18 aƱos”, pues desde el 68 ninguna manifestación estudiantil habĆa llegado hasta ahĆ.
AĆŗn mĆ”s, puede decirse que me rozaba con la futura presidenta mexicana, pues la veĆa seguido en la Facultad de Ciencias PolĆticas y Sociales porque, supongo, iba a ver a Carlos Imaz Gispert, quien despuĆ©s serĆa su pareja sentimental, en tiempos en que este polĆtico hoy caĆdo en desgracia era uno de los tres dirigentes históricos del CEU, junto con Imanol Ordorika y Antonio Santos.
No, no es cuestión de ideologĆa ni de partidos polĆticos. Tampoco se trata de entrarle al juego de los mercenarios de la información que le hacen el trabajo sucio a la derecha y ultraderecha mexicanas atacando como si estuvieran drogados a la presidenta Sheinbaum porque pasa la mosca.
Es un asunto mĆ”s bien superficial —lo cual no es menor, porque superficial es mi piel y a travĆ©s de ella siento, dirĆa el mĆ”ster FroylĆ”n López NarvĆ”ez—, pero con mucho punch. Me refiero al tema de la suspicacia de los mexicanos cuando notamos un tufo de tranza, movida, podredumbre, en ciertos sucesos, procesos, acontecimientos.
Porque a mĆ sĆ que me ha generado suspicacia que el caso de MarĆa Elena RĆos —esta mujer que sufrió una tentativa de feminicidio al serle vertido en su cara y cuerpo Ć”cido sulfĆŗrico presuntamente por orden del todopoderoso empresario gasolinero y polĆtico priista Juan Vera Carrizal — parezca telenovela de Ernesto Alonso por el drama, la atmósfera que se le ha armado. He seguido el caso desde que inició, en el aƱo 2019, durante el sexenio de Alejandro Murat, cuando tanto le costó a la mixteca que aquel hombre de poder fuera puesto en prisión y no lo liberara definitivamente —porque ya habĆa sido puesto en libertad, no lo olvidemos—uno de esos jueces tranzas que abundan en nuestro MĆ©xico lindo y querido.
He visto su calvario para que aquĆ©l sea sentenciado como merece —es decir, con una pena mucho mayor que la del Fofo MĆ”rquez, si la justicia es congruente— y el mĆ”s reciente asombroso proceso por el que Vera Carrizal fue excarcelado de manera subrepticia para que recibiera atención mĆ©dica en, primero, el hospital Reforma y, despuĆ©s, la clĆnica Santa Anita de la ciudad de Oaxaca, y que incluyó la “casualidad” de que ahĆ llegara una dama con la cual se armó la madriza, y luego, hace unos dĆas, sumó el rumor del fallecimiento del tambiĆ©n exdiputado priista que terminó sólo en un susto, aunque sĆ estĆ” grave, segĆŗn supuesto comunicado de sus familiares publicado por medios locales.
Igual me ha pasado con el caso de la desaparición de Sandra DomĆnguez y su pareja, Alexander HernĆ”ndez, pues no hay que olvidar que el gobierno oaxaqueƱo de Salomón Jara Cruz de inmediato menospreció la lĆnea de investigación que involucraba a Donato Vargas, su coordinador de Delegados de Paz, ya que Ć©ste habĆa sido denunciado por la activista por su participación en un chat porno sobre mujeres ayuujk, y se inclinó por la versión de que la desaparición estarĆa relacionada con presuntos vĆnculos de Alexander con el crimen organizado.
Una lĆnea que despuĆ©s convalidó el mismĆsimo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar GarcĆa Harfuch. Casi al mismo tiempo, en operativo policiaco murieron tres presuntos delincuentes —asĆ como un agente federal— ligados a la desaparición de Sandra DomĆnguez, y luego fue apresada una mujer que estarĆa relacionada con la versión oficial. Es decir, al final del dĆa como que todo se va acomodando, armando de forma ad hoc.
Como informador, los dos casos me generan escepticismo. OjalĆ” el senador Gerardo FernĆ”ndez NoroƱa tambiĆ©n dijera que ambos temas pudieran estar armados. O mejor aĆŗn, que llamara a la transparencia, diligencia, eficacia, del gobierno oaxaqueƱo para evitar la suspicacia al respecto, los rumores, la sospechas que a los mexicanos nos causan acciones y versiones oficiales, “verdades históricas”, lĆneas de investigación que huelen a posverdades.
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